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POLÍTICA

Una estatua en honor para el expresidente

Ancash Informa 12 septiembre, 2025
Una estatua en honor para el expresidente
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Un año después de la partida del presidente Alberto Fujimori, viene a mi mente la siguiente frase: “A cada uno Dios le ha dado, ciertamente, una tarea. Tengo habilidades para ser presidente, me gusta el trabajo de presidente. Creo que para mí es un deber volver, para estar de nuevo al frente con el pueblo del Perú”.

“A cada uno Dios le ha dado, ciertamente, una tarea. Tengo habilidades para ser presidente, me gusta el trabajo de presidente. Creo que para mí es un deber volver, para estar de nuevo al frente con el pueblo del Perú”. Estas palabras las pronunció el presidente cuando aún se encontraba en Japón, y es que él nunca olvidó su compromiso con los peruanos. Por eso decidió volver, pese a saber que apenas pisara el Perú sería detenido, porque sus enemigos no soportaron que en la década de los 90, acabara con la clase política que tenía sumido al país, en una profunda crisis económica y social, en la que el terrorismo dominaba parte del territorio. El presidente, aunque pasó 15 años injustamente en prisión, nunca dejó de amar a su pueblo. Prefirió estar con los peruanos, antes que vivir la comodidad que podría haber tenido en Japón. Era feliz con su familia y le reconfortaba siempre el recibir a todos aquellos fieles simpatizantes, que le visitaban en la DINOES. Siempre se ha dicho que la historia, la escriben los vencedores. Desde el año 2000, los antifujimoristas han intentado reescribir la nuestra, borrando o distorsionando los logros; que marcaron un antes y un después en el Perú. Quieren que olvidemos cómo “el Chino”, recuperó la dignidad de un pueblo agobiado por la hiperinflación, el terrorismo y la parálisis económica. Olvidan la Constitución de 1993, que sentó las bases de un estado moderno; un sistema económico social de mercado sólido, y la pacificación que hizo retroceder para siempre, el terror que desgarraba nuestras comunidades. Olvidan cómo construyó miles de carreteras y escuelas en los rincones más remotos; modernizó hospitales y creó postas de salud, que acercaron la atención médica a miles de peruanos. No recuerdan la titulación de millones de predios urbanos y rurales, que brindaron seguridad y esperanza a las familias; ni el impulso decisivo a la agroindustria y las exportaciones, que dinamizaron la economía nacional. Quieren que ignoremos, el establecimiento del Ministerio de la Mujer y su lucha contra la violencia familiar, la notable reducción de la mortalidad infantil y materna; y los programas sociales que sacaron a millones, de la pobreza extrema. Tampoco quieren reconocer, la histórica pacificación de nuestras fronteras con Ecuador y Chile, logrando la paz definitiva tras décadas de conflicto. El presidente Fujimori, enfrentó con valentía y compromiso tres metas prioritarias: Controlar la hiperinflación, pacificar el país y lograr la paz con Ecuador. Su gobierno reconstruyó los fondos del Banco Central; privatizó empresas públicas deficitarias, para ponerlas al servicio del desarrollo e instauró programas sociales, que ayudaron a quienes más lo necesitaban. Su obra vial incluyó la construcción y reparación, de más de 25 mil kilómetros de carreteras y la remodelación de aeropuertos estratégicos, para fomentar el turismo y la integración nacional. El rescate "Chavín de Huantar", un símbolo inolvidable de su lucha contra el terrorismo, es ejemplo mundial de valentía y estrategia. Frente al fenómeno de El Niño de 1998, su gestión preventiva y activa evitó daños mayores y facilitó una rápida reconstrucción, que salvó vidas y comunidades. Asimismo, dio un impulso sin precedentes a la educación pública, el mejoramiento del sistema de salud y la electrificación en las zonas rurales. Fujimori eligió estar con su pueblo, aún cuando fue privado injustamente de su libertad, prefiriendo esa lucha a una vida cómoda en el extranjero.

 

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